El hipotiroidismo es una patología que resulta de una funcionalidad insuficiente de la glándula tiroidea.
Hipotiroidismo subclínico “sin” tratamiento
El hipotiroidismo subclínico supone una disfunción patológica donde existe un margen en que médicamente no es obligatoria una intervención, concretamente que no suele justificarse su tratamiento hormonal o administración de la hormona tiroidea. Ésta es importante y necesaria para nuestro buen funcionamiento global. En este margen subclínico tan desconocido y quizás algo más habitual de lo que sabemos, se puede sufrir bastante.
Con motivo de mucho estudio, lectura, haber escuchado mucho sobre ello y en gran medida fruto de esta amarga experiencia me decidí a escribir compartiendo mi prisma. Antes durante y después oí despropósitos, menosprecios y aseveraciones infundadas (causa de la ignorancia sobretodo).
Si tienes hipotiroidismo serás culpable
En su conjunto, aquellas personas que escribían o hablaban me sorprendieron por una gran falta de conocimiento y/o experiencia en el tema. En aquellas divulgaciones pseudocientíficas o no empíricas, alguna vez sentí rabia por el maltrato verbal y las culpabilizaciones a los pacientes ignorantes del hipotiroidismo subclínico.
Sin formación, ni tratamiento ni prevención
Como he concluído a posteriori (por desgracia y por suerte) durante mi amplia formación, apenas se trabajó la glándula tiroidea…En general apenas citaron el bocio endémico como la enfermedad resultante de una insuficiencia alimentaria grave de yodo en la dieta, en ubicaciones geográficas muy concretas, en definitiva, algo casi imposible.
Sin consciencia, sin diagnóstico, sin solución
Años después, conociendo y habiendo experimentado humanamente con estas personas, porque se trata de personas, seres humanos que viven algo que no entienden, que muchas veces no son diagnosticados y que además no consiguen solucionar, llegó el día en que me tocó vivir el hipotiroidismo subclínico.
El gordo culpable, véanlo, ríanse
También sé tras superarlo que seguiría siendo un chicarrón devorador de pizzas familiares a los ojos de algun@s, que sólo ven sin mirar, pero juiciosamente como si supieran, aunque sin preguntarse el porqué. Yo tuve la suerte de tener juventud y tiempo; considero que lo superé por mi perseverancia, mi formación sanitaria y mi obstinación para con la salud, la alimentación y el sacrificio personal-deportivo.
Excesiva actividad, estrés y quiebre
Aprovecho mi caso como ejemplo. Todo empezó a gestarse después de una etapa de mucha actividad humana, seguido llegó una etapa casi sin opciones de deporte o ejercicio regular pero con actividad física contínua, y de la mano grandes dosis de estrés que desconfiguraron mi siempre buena y sólida salud; casi acabada esa etapa, mi sueño se alteró, mi líbido menguó, mi pelo empezó a caerse y meses después aquél estrés aún me pasaba facturaba…
De ilusión también se vive. Iba a ser durísimo
Empecé ipsofacto a dedicarme a mi salud, bienestar y también (como siempre) mi formación académica, física, espiritual, etc. Creía que recuperaría mi peso habitual en al menos 3 semanas…
Las teorías no son leyes, sólo orientan
Así llegué a un stop, inicialmente consumía más de 4000 kcal con unos 80 kg y un 7-9% de grasa corporal total (sanamente) hasta las 1800 kcal, pesando más de 90 kg, merendando una pequeña y asquerosa manzana y entrenando espectacularmente como un atleta (duro e intenso 5 o 6 de 7 días) en sesiones de aproximadamente 2 horas (fitness, correr, bucear, nadar, andar).
La paradoja del sanitario: el tratamiento inútil
La báscula profesional dejó de ser una herramienta útil o comprensible para mí, al experimentado dietista, entrenador y demás profesiones, todo le era inútil, todo lo que sabía y también lo que hacía…Llegué a un punto muerto. Así que, me puse en manos de la medicina, análisis, conversas que citaban típicos tópicos de revista de 3 euros y todo “correcto”…Sin embargo mi cuerpo no funcionaba igual. El sobrepeso no se regulaba. Yo sabía de primera mano que algo estaba mal, pero si no detectaba qué, no podía tratarlo…
El que busca encuentra
Hice unas cuantas indagaciones y descartes, hasta que finalmente el hipotiroidismo se hizo hipótesis, recurrí a la Kinesiología y entonces decidí tratarme con la herramienta más influyente de nuestras vidas, la dieta (si comemos con frecuencia como una persona sana).
“No se corre sin saber caminar”
Usé mi dieta personalizada aunque no fué cosa de un día, pero había el efecto positivo deseado; lo fuí logrando lentamente hasta recuperar la normalidad, funcionando como siempre sin recortar en alimentación, ni hacer estupideces peligrosas que no eran efectivas, como entrenar en ayunas, hacer ayunos intermitentes, o comer por debajo de mis necesidades hasta sufrirlo con incomprensión mientras que mi cuerpo cambiaba extrañamente.
Así pues, dejo claro que hay casos más difíciles, con variables como el género (ser mujer implica la menstruación o la fase menopáusica), la edad, la raza, la dieta, la conducta, las emociones, el estrés, la inteligencia, etc. Y la opción de dedicarse a la salud propia. Muy seguramente hay soluciones dietéticas para estos casos, “sólo” hay que saber qué pasa y poder tratarlo con conocimiento y buena voluntad.